Juan Bottero tiene 27 años y se recibió de sociólogo en el 2015. Forma parte del equipo de Nuestras Huellas como Coordinador de Bancos Comunales desde junio de ese año, y a partir de septiembre comenzó a coordinar Bancos Comunales de Savio y Benavídez.
¿Dónde se ubica tu trabajo como coordinador?
El trabajo de coordinador se ubica mayormente en el barrio, de lunes a jueves. Cada uno de los coordinadores tiene una zona asignada, dentro de las cuales se desprenden distintos Bancos Comunales. Los viernes hacemos ‘oficina’, que es la parte más administrativa del trabajo y donde organizamos la semana siguiente: diagramación de entrevistas, cambios entre nosotros para cubrirnos… muchos papeles. El proceso administrativo de cada Banco Comunal lleva tiempo; aparte es un día que está bueno para compartir con los compañeros, sino estás solo toda la semana.
Juan mencionó tres pilares fundamentales en la conformación y el desarrollo pleno de un Banco Comunal: el grupo, el ahorro o capital y la capacitación.
El horizonte que tiene Nuestras Huellas es generar autonomía financiera, teniendo en cuenta su enfoque a mujeres emprendedoras. En primer lugar tiene que existir el grupo, en el que se ponderen los valores de la confianza y la solidaridad en conjunción con una identidad propia. A la vez, un Banco para llegar a ese horizonte tiene que tener suficiente capital (plata) que obtienen a partir de los ahorros. El foco no está puesto en la ganancia como si fuese una empresa, sino en la circulación de dinero. Por otro lado, para llegar a este horizonte de autonomía y autosuficiencia, es necesaria la capacitación, el saber gestionar. Podés tener plata, podés tener el grupo pero también tenés que saber cómo gestionarlo para llegar a ser independiente. Hay Bancos Comunales que tienen dos partes de estas tres cosas fuertes y una débil, por darte un ejemplo.
En ese punto entra tu rol como coordinador…
Exactamente, mi rol es guiarlas por esos tres puntos. Incitarlas al ahorro, explicarles que tengan en claro la metodología hacia donde apunta (no solo es la plata que reciben de Nuestras Huellas, sino que son parte de un proyecto más grande detrás de ello y deben visibilizarlo). El trabajo más visible del coordinador es en la capacitación.
¿Cuál es la parte más difícil de tu trabajo, la que sentís más complicada?
Personalmente, lo que me genera un desafío mayor es la parte vincular. Lo que hace al grupo. El tema de resolución de conflictos, manejar los modos de ‘desatar nudos’ por así decirlo. Me sale más natural la parte de capacitación y la transmisión de los valores de Huellas, la importancia del ahorro. El grupo me genera un desafío día a día. Pero son cuestiones que se charlan entre los coordinadores mismos y con nuestros referentes de área. No estamos solos.
¿Qué te motivó a trabajar en Nuestras Huellas? ¿Qué aprendiste de los Bancos Comunales, de cada socia?
Lo que me atrajo del trabajo en Huellas es su visión, sus valores: confianza, solidaridad, ética, responsabilidad. Y sobre todo la meta, que es la autonomía. A nivel personal, me sedujo también la idea de trabajar en el barrio. Vengo de una formación en ciencias sociales, pero muy academicista. Y si bien tuve experiencias anteriores en barrios, siempre fueron esporádicas. Mi mayor enriquecimiento es a la hora de ver la realidad de las socias, de darle un valor a sus adversidades y cómo ponen el pecho a diversas situaciones, su compañerismo. Y uno nota la importancia del trabajo propio casi sin quererlo, en comentarios espontáneos de reuniones: dista del sentimiento de agradecimiento, es gratitud y reconocimiento.
Por Federico Momirov