>Entrevista a una Coordinadora de Bancos Comunales
Susana Robledo vive en Grand Bourg, partido de Malvinas Argentinas. Hace casi 5 años que es Coordinadora de Bancos Comunales, trabajo al que ingresó cuando estaba estudiando Psicología Social. “Me encantaba lo social, por eso me interesé en el trabajo de los Bancos Comunales y fue mi primer trabajo en referencia a lo social”.
¿Qué fue lo que te interesó de Nuestras Huellas?
Empecé a investigar qué eran los Bancos Comunales. Me metí en la página como para ver de qué se trataba. Lo único que no me atrajo mucho era matemática, o sea, trabajamos todos los días con números, la contabilidad para mí no era algo muy grato. Con este trabajo descubrí y me capacité. Lo social me encanta.
Me encanta el trabajo que hacemos en el barrio: ver cómo van creciendo los emprendedores, con nuestro apoyo. Ver que a nosotros nos queda mucho de ellos.Como coordinadores los vas a ver en las reuniones cada catorce días.
Empezás a establecer un vínculo con la gente; son personas que te dan todo, te ofrecen todo lo que tienen. El vínculo que se genera con la gente es muy lindo.
¿Cómo es un día común en un Banco Comunal?
El Banco se reúne en una casa. En Nuestras Huellas ya tenemos una agenda con todo el trabajo que se tiene que hacer en los banquitos.
La presidenta abre la reunión, se empieza a dar el cobro de las tesoreras, se hace el informe de gigantografías que se completa con todo lo que ellas ahorran. El cierre diario en el banquito es el arqueo y todo lo que ellas cobran. En cada ciclo nosotros cerramos balances.
Hay espacio para compartir informaciones que llevamos nosotros. Hay espacio para charlar lo que se plantea en el grupo, hay muchos conflictos por resolver. Trabajamos con plata y el trabajo con el dinero también puede traer conflictos de todo tipo. Vamos trabajando con los conflictos que se plantean, incluso los personales entre las emprendedoras.
¿Y ahí en esa situación qué se hace?
Muchas veces el coordinador va pensando “esta va a ser una reunión re cómoda” … nunca podemos decir eso porque nunca sabemos lo que va a pasar en un grupo. Por ahí te explota una bomba en el medio, referente a un tema que ni lo esperabas. Entonces ¡bien!, a trabajar sobre ese tema y empezar a que circule la palabra, que todas puedan hablar. Ahí es donde empieza nuestra mayor labor.
Vos decís, “hacer circular la palabra”. Eso suena a un desafío muy grande.
¡Claro! Ahí está el desafío, en la cintura que nosotros tenemos que poner como coordinadores: poder dar la palabra a todos, que todos puedan hablar y escuchar todas las campanas. Hay que aprender a manejar las situaciones.
Yo les digo que como coordinadora no soy dueña de la verdad, eso es algo que se construye y lo vamos construyendo en el grupo. Por eso es importante que podamos hablar de las cosas que nos alegran y de las cosas que nos molestan. Es importante dialogar sobre las cosas que nos van pasando.
En base a tu experiencia, ¿cuál sería el objetivo de un Banco Comunal?
Cuando una persona se integra a un Banco Comunal le pedimos que sea responsable. Aspiramos a que los vecinos tengan confianza entre ellos. Trabajan con plata y si no hay confianza nos falta algo.
Eso como para comenzar a trabajar juntos. A veces proponen una forma de organización mejor de la que vos podés llevar. Ves que empiezan a soltarse y es perfecto porque ese es el camino hacia dónde vamos, que ellos sean un Banco autogestivo. Cuando vos ves que se empiezan a soltar te sentís satisfecha. Ves que lo trabajado por un coordinador lo puede continuar otro, y que todos van llevando la propuesta por el mismo camino.
¿Qué otras cosas te sorprenden de la tarea que realizás?
Tengo muy en claro que todos los días aprendo algo en el barrio. Todos los días voy abierta con esa disponibilidad de aprender algo. Me encanta ver el crecimiento de ellos, te sorprenden las ganas que tienen. Ves que te ahogás en un problema y ellos tienen diez veces más problemas que vos y todavía tienen ganas de salir adelante.
¿Cómo hacen este camino los miembros de un Banco Comunal?
Yo creo que entre todos vamos aprendiendo con este grupo que formamos, incluidos los coordinadores. El Banco Comunal se va haciendo día a día. Cada uno trae su experiencia, cada uno puede contar sus cosas. Se da una retroalimentación, algunos tienen un emprendimiento que está bueno y está funcionando, y llega otro que recién comienza y que viene con miles de ideas y las puede compartir. Ahí se da la retroalimentación. Es un proceso muy rico y hay instancias como para trabajar todas las cuestiones que van surgiendo.
¿Hoy qué es para vos Nuestras Huellas?
En lo personal, Nuestras Huellas me cambió un montón. Creo que todas las personas que pasamos por acá no nos vamos siendo las mismas. Cambiamos un 100% en muchas cuestiones: tenés un acompañamiento en el trabajo que realizás mientras vas aprendiendo, encontrás un espacio donde se dialoga sobre lo que pensás y sobre lo que es necesario aprender. La capacitación y el poder ir dialogando sobre lo que pensamos nos fortalece.
Desde Nuestras Huellas seguimos apostando porque tenemos el corazón en el barrio.
¿Cuáles son tus sueños para estas mujeres?
Mi sueño es seguir sintiéndome feliz de verlas crecer día a día. Sueño con que puedan crecer para bien, incluso con sus viviendas. Mi sueño es lo que veo día a día: ver crecer sus emprendimientos y lo que va para adelante en sus vidas personales.