A veces las oportunidades aparecen cuando las puertas se cierran. Luego del cierre del hospital en Tigre, donde tenía alrededor de 25 clientas, Nancy Alomo empezó a pensar en nuevas alternativas. Hacía poco que su esposo había quedado sin trabajo, y ya no era suficiente para su familia con los recursos que obtenía vendiendo indumentaria para mujeres, hombres y niños.
Pensando en sus hijos, un niño de 10 y una adolescente de 18 años, decidió probar ofreciendo otros artículos. Al renovar el crédito con Nuestras Huellas además de abastecerse para su emprendimiento invirtió en insumos de papelería. Antes de esto habían tratado de salir adelante colocando un puesto en una feria de Escobar junto con su esposo, pero no alcanzaba para cubrir los gastos familiares.
Con este nuevo plan en mente armó un recorrido para empezar a visitar diferentes negocios: almacenes, rotiserías, kioscos y verdulerías a los cuales se acercó para ofrecer sus productos. No fue fácil, ya que contaba con mucha competencia y debió reunir información sobre el rubro para lograr destacar en precio y calidad. Durante los diferentes trayectos para entregar los pedidos, descubría lugares en los cuales imaginaba que establecía su propio negocio.
Avanzaron junto a su esposo, llevando adelante ambos emprendimientos y sosteniendo así la economía de su hogar. Todavía no lograba reunir el capital para instalarse, pero nunca dejó de pensarlo. A lo largo de 6 años las reuniones con el Banco Comunal “Alianza Femenina” los acompañaron, mientras aprendían sobre los beneficios del ahorro y observaban el crecimiento de todo el grupo. “Ya somos como una familia. Al principio era medio raro, decir ‘uy dentro de 15 días otra vez la reunión, 3 horas…’, y ahora como que lo esperamos, es parte de nuestra vida. Ya se sabe que nos reunimos y es una reunión linda, donde nos encontramos, intercambiamos opiniones, la pasamos lindo”.
El orgullo al hablar del banquito se entremezcla con el que siente desde hace unas semanas, cuando pudo por fin contarle a todos acerca de la apertura de su nuevo local. El compromiso, y la constancia -valores que resaltó especialmente en el grupo- se ven reflejados en este sueño cumplido junto a su esposo. Con un crédito un poco mayor, pensado especialmente para socios que desean invertir en el emprendimiento, alquilaron un local al que poco a poco fueron refaccionando. Con esfuerzo lo dejaron listo para poder disponer de la mercadería y recibir a los clientes con mayor comodidad. Los dos se encargan de comprar los materiales, hacer las entregas y tomar los pedidos.
“Mi sueño es poder afianzarme en lo que hago, armar bien el negocio y poder mantener a la familia, y seguir ahorrando”. Nancy habla de tranquilidad, de saber que trabajando y respaldándose mutuamente lo que parecía una puerta cerrada se reveló como el comienzo del negocio propio.
¡Conocé el nuevo local de Nancy en nuestra galería de fotos!