Nidia Alba es la fundadora de “Manos del alba”, un negocio dedicado a los tejidos. Su camino como emprendedora comenzó en 2013 cuando se enteró de que sus vecinas eran parte de un Banco Comunal. “Todas las mujeres siempre estamos pensando qué podemos armar, yo tejía solo por gusto, pero me enteré por mis vecinas de Nuestras Huellas, pedí participar y así empecé con mi emprendimiento”.
El “banquito” del que forma parte actualmente se llama “Las Triunfadoras”, y está ubicado en el partido de Tigre. Nidia cuenta que antes de esto siempre fue ama de casa; algunas veces vendía algunos artículos en la calle junto a sus chicos pero no tomaba nada de eso como un trabajo. A partir de la participación en el Banco Comunal, no sólo pudo comenzar con su emprendimiento sino que hoy en día se considera una artesana, con horarios de trabajo y cronograma de actividades fijas.
Los protagonistas de sus tejidos son muñecos, animalitos como vacas, pollos, búhos, que elabora con distintos materiales: lana de oveja, lana natural, hilo, vellón siliconado, y vende en ferias como la del Puerto de Frutos en Tigre. Actualmente sus productos cuentan con etiqueta propia; pudo acceder a materiales de mejor calidad y crece cada vez más su producción. Su hogar le sirve como taller, pero ya le está quedando pequeño. El siguiente paso será ampliar una habitación en su casa para hacer su propio espacio de trabajo, y emplear a una tejedora ya que los pedidos aumentan y necesita de otras manos que le ayuden.
Nidia afirma que su actividad no es sólo un trabajo que le ayuda y le da una ganancia económica, sino que la llena de felicidad lo que generan sus artesanías en los más chicos: “Quiero que los nenes puedan sentir algo diferente a lo que se les ofrece en la televisión o con la computadora, que tengan otro tipo de acercamiento, sacarlos de ese mundo aislado”.
Asimismo, con la alegría que da un buen recuerdo relata que a los pocos meses de ingresar al “banquito”, Nuestras Huellas la invitó a participar en la feria de EcoSol en Brasil, una feria enfocada en el reciclado. Allí pudo conocer a gente de Venezuela, Perú, Colombia y de los pueblos originarios de Brasil con quienes tuvo un intercambio cultural y de trabajo que la impresionó, y le ayudó a generar nuevas ideas como una técnica en redes de pesca para sus tejidos.
Finalmente, ante la pregunta sobre cuál fue el cambio más notorio que generó Nuestras Huellas en ella, Nidia responde entusiasmada que la cambió en todo y afirma: “Me abrió la cabeza, el hablar con estas otras mujeres luchadoras y trabajadoras ha sido impresionante, poder conocerlas y compartir con ellas me ayudó a valorarme más. Todo lo que fui viviendo a través de Huellas me trajo un nuevo despertar, yo valgo, yo sirvo , puedo ser yo y valorar mi trabajo. Me ayudó a ver que hay otra forma de vivir”.
>> Por Stephanía Román, Colaboradora Voluntaria.
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