“No será la cocina de Utilísima, pero…” Sonia se arremanga y empieza. Con una sonrisa enorme pone en una bandeja una tela celeste a lunares, moños, una taza con un gracioso dibujo, un globo, café, té y tortas, pastafrolas y galletitas, que ella misma prepara. Arregla todo con cuidado, piensa y decora con esmero. No importa si el encargo es por la bandeja más sencilla, se esfuerza para que quien la reciba se sienta especial. El secreto está en los detalles.
Sonia es una vecina del barrio Los Arcos, de Benavídez, y es socia del Banco Comunal «Las triunfadoras». Romántica incurable, le gustan las películas de época, especialmente las escenas en que las mujeres toman el té en elegantes tazas de porcelana. Le gustan tanto que se le ocurrió hacerlo ella misma pero en bandejas de desayuno. Le comentó la idea a su hermana, que fue su primera clienta. Desde hace casi cinco años “Dulce despertar” prepara bandejas llenas de amor y sabor que le encargan por el norte del conurbano bonaerense, de Benavídez a San Martín, Escobar y El Talar. Tan lejos está creciendo que, por medio de Nuestras Huellas, Sonia recibió la visita de un grupo de estudiantes de Kelley School of Business: Indiana University (EE.UU.) que le dieron consejos para crecer aún más y la sumaron a su propio proyecto de estudio.
Primero con el boca a boca y ahora también con tajetas, promociones y su propia página de Facebook, Sonia fue aprendiendo a promocionar su emprendimiento y a manejar sus finanzas, no sólo yendo a buscar el mejor precio a distintas ferias sino también calculando los costos y los beneficios de incluir cada producto. El “banquito”, como ella le dice, siempre estuvo ahí apoyándola. “Mi amiga que está hace mucho en el banquito «Las triunfadoras», me terminó convenciendo, me dijo ‘te va a servir a vos que estás con tu emprendimiento’ y entré. Entré con dudas pero después ya me acostumbré. Ahora el banquito me re sirve, me ayuda a invertir”. No fue fácil vencer su miedos y animarse, pero desde hace más de cuatro años Sonia y el Banco Comunal tienen una relación cada vez más exitosa.
El Banco Comunal está formado en su mayoría por mujeres pero hay también un varón. Se reúnen cada catorce días donde discuten las finanzas pero también comparten ideas. Ellos hacen cursos y aprenden cosas nuevas que comentan con los demás. Gracias a una amiga del “banquito”, Sonia empezó un curso de mimbrería para más adelante poder incluir sus propias canastas en el desayuno. Sonia es toda una artesana, una creativa con proyectos para reciclar tazas antiguas, hacer bandejas con decoupage y personalizar al máximo sus productos.
Afuera el cielo está negro y llueve fuerte pero adentro hay mucha luz y color. Es que Sonia es pura alegría y corazón que se irradia y contagia. Sonia tiene un sueño, seguir creciendo y que el “banquito” también crezca con y para los vecinos del barrio: “Estaría bueno que todos en el barrio entren en el Banco, que sea grande el banquito […] que las chicas puedan crecer más con sus emprendimientos, que pueda venir más gente con otros tipos de emprendimientos, que por ahí yo no sea la única que haga desayunos, a mí no me molesta que otra compañera haga desayunos o que se dedique a otras cosas. Pienso que todas queremos lo mismo, que se mejore y que este año sea bueno para todas”.
>Por Anahí Bravo, colaboradora voluntaria.
> Más fotos del emprendimiento de Sonia en nuestro álbum